27 mar 2011

Los tristes y grandes descubrimientos que se hacen a través de los homenajes.

Estamos de celebración desde que la Sexta3 nos rescata diariamente de esa avalancha diaria de contenidos televisivos de dudoso gusto que prodigan otras exitosas cadenas. No obstante, es mejor tener controlada su programación, para evitar encontronazos que puedan incordiar al cinéfilo de paladar más o menos exquisito.


Esas crónicas, mini-repors, montajillos, recopilaciones o como lo queráis llamar que se marcan justo antes de la peli de las 22:00 son… de un ingenio justito, por no decir otra cosa.
Eso si, todo se olvida con un especial en homenaje a la gatita de los ojos violetas.

No recuerdo haber visto a una mujer tratar de apartar sus manos de un hombre como lo hace Taylor en la película que comparte con Newman. Frustra verlo.

“La gata sobre el tejado de zinc” es una historia de las que a mi me gustan, de guión, turbulenta y en la que cada personaje sirve fiel y perfectamente a su cometido.

Soy sincera cuando digo que hacía mucho que una mirada no me transmitía tanta tormenta, y eso no lo hacen solos los ojazos azules de uno de mis galanes favoritos del hollywood clásico. Lo soy también si comento que nunca vi tribu de los brady con monitos gritones tan insoportables, ni personaje más irritante que la cuñadita.


Bien podría haberse titulado el film “Mae Callate!!”, porque es una de las frases que más se repiten a lo largo de esos momentos de avaricia que protagoniza esta mujercita entregada; pero al fin y al cabo los nombres dan igual cuando no son más que el principio de una gran historia. La avaricia se acompaña del debate sobre la importancia del amor, del dinero, el impacto de la mortalidad, la ambición y sobretodo la verdad y lo que duele escucharla y decirla.

Nos plantamos ante 108 minutos de intrincadas replicas, desplantes, riñas, suplicas... Para llegar a uno de los momentazos más sugerentes de la historia del cine. Ya sabéis que no destripo nunca, tendréis que veros la peli aunque solo sea para vivir ese delicioso final.

Todo más que recomendable.


Y de ahí sin cortes al monologo de Spencer Tracy sobre bodorrios y pequeñas hijitas.

En color y en blanco y negro los papás de las casaderas lo llevan igual de mal. “No me gusta el pollo”, dice el cabeza de familia de esta historia, que es también protagonista del titulo: “El padre de la novia”.

Ver pasar calamidades varias a Tracy es de lo más cómico. Este maravilloso actor nos arranca una carcajada cada vez que frunce el ceño. El pobre esta de lo más perdido entre los preparativos del enlace de su hija y verle tratando de buscar su hueco en todo el jaleo es divertidísimo en el color que sea.

El único problema del blanco y negro es que uno se queda con la duda de cómo es exactamente el “rosa cáscara de huevo”… lo único que le importa a la madre mientras Tracy pierde el sueño porque la niña anda con “ese pollo”.


Sesión de cine de categoría con este canal que esta entre mis favoritos. ¡Por fin cine clásico a las 8 de la tarde de un miércoles! Cómo cambia el día si cenas con “Rebelde sin causa”… uno se va a dormir como más pancho.



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