Amor, dinero y sexo suelen convertirse en el combustible
ideal a la hora de componer un gran drama. Y si alguno de estos ingredientes
campa a sus anchas dentro de un núcleo familiar, puede suponer además una nominación
a los premios más importantes de la industria del cine norteamericano.
En este caso el director Alexander Payne decide jugar con el
afecto paterno-filial, los posos de un amor que ha ocupado toda una vida y la
avaricia que puede despertar la fortuna de hacerse rico.
Alexander ya se ha llevado un par de estatuillas doradas por
los guiones de ‘Entre Copas’ y ‘Los Descendientes’, pero suponemos que estaría encantado
de acumular un Oscar más por su talento como escritor y otro que reconozca por
fin su labor como director.
Lamentablemente ‘Nebraska’ es una película demasiado
tranquila y poco pretenciosa como para asomar la cabecita entre las nueve
nominadas que ocupan el tiempo de los académicos, que apuesto están tan
absolutamente cegados por DiCaprio que ya no tienen ojos para nadie más.
Una pena, porque la interpretación de Bruce Dern, nominado también
a mejor actor, es sencilla, sutil, cotidiana y sublime. Adjetivos que podríamos
extender al resto de componentes de un film con una fotografía en blanco y
negro absolutamente maravillosa, que presume de una composición en sus planos
tan genial que porta en si misma ciertos toques cómicos a la tristeza que
desprende la alcoholizada vejez del protagonista.
Los paisajes que adornan el viaje en carretera acaparan tanto protagonismo como la terquedad del cabeza de familia ausente, que va descubriendo
partes de su vida con cada kilómetro que recorre en compañía de su hijo.
No es una gran historia, sino un singular viaje
por el pasado de un hombre que no ha sabido nunca decir que no.
Es esa sencillez, la que nos conquista y apacigua, haciéndonos
disfrutar gracias a un ritmo pausado pero decidido que embelesa a aquel que
sabe dejarse llevar por el cine.
Berta F. Del Castillo
Berta F. Del Castillo
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