12 Años de Esclavitud (Steve McQueen): Narrativa y audiovisualmente perfecta, esta historia del hombre libre Solomon Northup interpretado maravillosamente por Chiwetel Ejiofor, goza de una estructura medida hasta la extenuación, que ofrece como resultado una película a la que no le sobra nada. Si bien su pulcritud plantea escenas aún más crueles e hirientes, el tinte académico que impregna todo el film logra que en su conjunto el efecto sea el contrario. McQueen realiza una película preocupándose tantísimo de que sea admirada, que a pesar de que el trabajo de los actores es sobresaliente más allá del protagonista (con especial mención a Michael Fassbender y Lupita Nyong’o), al final termina alejándose del espectador.
Nebraska (Director: Alexander Payne): La candidata con la fotografía
más impresionante se gana al espectador gracias a sus paisajes y a la terquedad
de su protagonista. La interpretación sutil de Bruce Dern hace de la
cotidianidad del viaje por su vida algo entrañable y encantador. El vínculo
paterno-filial que nos presenta su director y guionista Alexander Payne, crece
y se desarrolla gracias a las situaciones provocadas por la ‘no-ganancia’ de un
millón de dólares. Así, al verse condicionada por la presión de familia y
amigos suscitada por el dinero, se plasma una visión distinta, quizá más
profunda, del pasado del protagonista.
El Lobo de Wall Street (Martin Scorsese): La magnífica
dirección de este veterano, el planeamiento admirable de cada escena,
brillantemente acompañado por una banda sonora genial, y la interpretación del
elenco de actores, con Leonardo DiCaprio y Jonah Hill a la cabeza, no compensan
la ausencia de giros sorprendentes en una historia que sabemos cómo va a terminar
desde que empieza. Lo único que choca es la falta de consecuencias para
un tipo que se pasa toda una vida sumergido en la más corrosiva de las
adicciones. Además es el ejemplo más escandaloso de la carencia de capacidad de
síntesis que padece el Hollywood actual. La admiración que despierta Scorsese
con sus composiciones genialmente aderezadas por el talento de DiCaprio, se
pierde en el comentario que al final será protagonista cuando te pregunten por
este film: “dura tres horas”
Her (Spike Jonce): Sin duda su director merece
reconocimiento ya sólo por el arduo trabajo que ha debido suponer la escritura de los párrafos y párrafos que inundan la
película. Su visión de un futuro solitario, invita a reflexionar acerca del aislamiento resultante de estar
conectados. Pero la sorpresa inicial, la posterior compasión, o la inquietud
que despierta el personaje magníficamente interpretado por Joaquin Phoenix, no
llenan los huecos de una relación cotidiana. Jonce sin duda sabe cómo mimar a
su público y eso se pone de manifiesto en una banda sonora de excepción y en
una estética diseñada para conquistar. Además la voz arrebatadora de Scarlett
Johansson consigue que la ausencia de Samantha se convierta
en la incógnita cinematográfica del año.
Gravity (Alfonso Cuaron): Es un viaje por el espacio cargado
de contratiempos no demasiado sorprendentes. Con una protagonista a la que se
le da profundidad de una manera ñoña e insustancial, y todos los elementos
presumibles de una película de este tipo. Eso sí, la calidad audiovisual de las
imágenes y la manera en que Cuaron saca todo el jugo a la predisposición del
tema del film para el 3D, no tiene precio. La estética y la atmosfera de 'Gravity' son un puro deleite visual, que pasaría a la historia del cine con más galones
si gozara de una historia más consistente.
Dallas Buyers Club (Jean-Marc Vallée): Se alza sobre las
interpretaciones sorprendentes e impecables de Matthew McConaughey y Jared Leto.
Una historia de narrativa pausada que crece gracias al genio de estos dos
actores que hacen de la película lo que es. Sin ellos no brillaría con tanta
fuerza, pues su punto fuerte se asienta en la evolución de los protagonistas y
la relación entre ellos, algo que se desinflaría en manos de unos interpretes
con menos talento. La transformación física de ambos apuntala la creación de
Ron y Rayon hasta tal punto, que en el caso de Rayon, el personaje de Leto,
cuando sale de su histrionismo no es la misma persona. Emocionante historia
acerca de la evolución y lucha del ser humano por la supervivencia.
La Gran Estafa Americana (David O.Russell): Lo que empieza asentándose
en la historia de amor de dos individuos peculiares y su deshonesto viaje hacia la consecución
de una vida mejor, se convierte en un enrevesado trajín de estafas de todo tipo
que termina transmitiendo la sensación de que si O.Russell supo en algún momento
lo que quería contar, sin duda se perdió por el camino. La maravillosa idea de
las voces en off de la pareja protagonista arrojando luz con su propia versión de
la relación, queda diluida por las vueltas y más vueltas que se da sobre la
misma estafa. Sorprende que el director y guionista haya considerado necesario
tanto giro sobre el mismo punto, teniendo en cuenta la brillante sencillez que demostró
en ‘El Lado Bueno de las Cosas’.
Philomena (Stephen Frears): Lo primero que escuchareis de
esta candidata es que “no es de Oscars”. Los motivos que pueden empujar a los cinéfilos
a hacer tal afirmación? Sin duda la manera de narrar tranquila, entrañable e irónica
del director de ‘The Queen’ y la temática de la película, que tiene todos los
ingredientes que podrían dar como resultado un telefilm de sobremesa. Pero ‘Philomena’
está muy lejos de ser un producto tal. De hecho, si consideramos que el cine
que aspira a estos premios debe ser audiovisualmente brillante y a la vez
abrirnos un mundo de sensaciones, este film está muy por encima de otras
nominadas que si suenan como triunfadoras. Judy Dench está absolutamente
magnifica en su papel de una madre en busca de su hijo perdido, y la pareja que
hace con Steve Coogan se va cargando de humor y afecto hasta construir una química
deliciosa.
Capitán Philips (Paul Greengrass): La fecha de estreno del
film tan alejada de la entrega de los premios más codiciados de Hollywood, sin
duda ha hecho mucho daño a sus posibilidades. Porque estamos ante una película
que lo tiene todo. Greengrass, director conocido por saber muy bien como
moldear la acción con el fin de lograr una tensión constante, presenta un
producto cinematográficamente perfecto al mantener al espectador en vilo con
una historia que sabemos por dónde va a ir. Tom Hanks y Barkhad Adbi, capitán y
pirata, sostienen un pulso por el poder que apuntala lo que el director logra
mediante una estructura diseñada para no dejar ni un momento de respiro.
Berta F. Del Castillo
Berta F. Del Castillo
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