6 ene 2014

Sherlock 3x02: The Sign of Three. De detective solitario a mejor amigo

Superado el poder de convocatoria del primer episodio, este ecuador de la temporada perdió tan sólo un puñado de espectadores congregando a más de 8 millones y medio de seguidores, frente a los 9 de ‘TheEmpy Hearse’. Lo que significa que la serie tiene muchos fans comprometidos dispuestos a amar a Sherlock por encima de todas las cosas.

Y lo que es más bonito, el detective ha alcanzado una funcionalidad emocional nunca antes vista, por lo que os querrá de la misma forma. Ahora ya no es un sociópata, sino el primo hermano del osito Winnie the Pooh.

Fingir su propia muerte le ha hecho regresar convertido en la viva imagen de lo que un mejor amigo debería ser, el padrino ideal pendiente de todos los detalles, pero a la hora de la verdad sigue transmitiendo una distancia que la mayoría no se atreve a salvar.

Volvemos al episodio ‘A Scandal in Belgravia’, que tantísimo ha influenciado al resto de la serie, como comprobamos de nuevo con la aparición de Irene Adler en el ‘Mind Palace’ de nuestro Sherlock. Desnuda ja! una visión imborrable, que nos recuerda el primer instante en el que comprendimos que nuestro antisocial favorito en realidad jamás quiso estar solo.

Simplemente nunca le habían dado la oportunidad de estar ahí para nadie, esto cambió con la llegada de John, cuando eran ambos contra el mundo, pero el anhelo de compañía claramente ha crecido en su ausencia de nuestras pantallas, porque ahora no solo trata de vender a su hermano la confraternización como lo mejor del mundo, sino que quiere pasar tiempo con una dama de honor!

No sé porque considero que nos hemos perdido algo. No sé porque, aunque tanto sentimentalismo no me arruine el disfrute (bueno un poco sí), no acabo de verlo.

Pero claro, soy una romántica, y se me olvida con las miraditas que Molly dedica al padrino y la luz lila que sale de los ventanales del pabellón, y esa flor que Sherlock lanza a Janine... ¿Cuándo se ha vuelto un pastelón esta serie? Se lo perdonamos porque una boda tiene ese efecto en cualquiera, pero estamos a episodio dos de tres y sigo sin sentir ese poso que deja un capitulo absolutamente brillante.

De todas formas si dejamos el ‘oh John me has salvado la vida tantas veces!’ a un lado, la estructura del episodio me ha convencido mucho más. No se abusa de los complementos visuales característicos mientras nos movemos alternativamente entre la organización y ejecución de la boda y la investigación, dedicando a ambas el tiempo que merecen.

Así nos reímos y disfrutamos de lo lindo con la despedida de soltero de John, con Mary preocupándose de hacer partícipe de todo a Sherlock, y este recompensándoselo con LA feliz noticia (otro toque empalagoso), y demás detalles que logran que un episodio de 90 minutos no solo se sostenga, sino que, a pesar del dulzor, logre fascinarnos.


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