1 feb 2011

La sencillez sin pretensiones bien ejecutada.

Estoy harta de dramones. Es algo que suelo comentar mucho.
Soy una persona sensible, así tal cual, a mi eso de ver tanta tragedia me toca. Pero lo que peor llevo del tema de las historias tristes es que estén tan bien valoradas, sobretodo en comparación con las comedias.

¿Y eso porque? Creo que es indiscutible el hecho de que hacer reír es tan difícil o incluso más como hacer llorar, ¿entonces? ¿Por qué no nos tomamos las comedias en serio? A pesar de la contradicción es una cosa de lo más lógica, porque el genero lo merece. Una posible respuesta sería la degradación que han sufrido estos films, que no es sino consecuencia de lo que veníamos hablando; vamos la pescadilla que se muerde la cola.

Todo esto viene porque he visto una comedia actual que me ha traido el tema a la cabeza a la vez que me arrancaba unas buenas carcajadas. Y añado la palabra actual porque las de hoy no me convencen como lo hacían las de la época de Wilder. Pero oye, los tiempos han cambiado. También disfruté mucho con “Resacon en las vegas”.

El caso es que “Morning Glory” es una película sencilla y sin pretensiones muy bien ejecutada. Es un gran ejemplo de cómo sacar el mayor partido de lo que uno tiene.
¿Cuantas veces hemos visto películas que tiran de viejas glorias, en un intento por triunfar, y acaban simplemente dejándolas en ridículo?

En este caso es una delicia ver a Diane Keaton y Harrison Ford desplegando toda su magia. Soy fan de la Keaton, me parece increíble, es muy expresiva, su cara sus brazos su postura corporal… En contraposición Ford no abandona su rigidez y hace buen uso de cada piel “colgante” de su cara. Son increíbles.

Es un gran trabajo el que hacen los actores de esta película, tanto principales como secundarios. Forman un extraño coro que funciona gracias a Rachel McAdams, lo mismo que DayBreak repunta por la gracia de Becky Fuller, una obsesa del trabajo que nunca se rinde, cabezota, metódica, creativa, luchadora; en definitiva un gran ejemplo a seguir.

He de confesar que Rachel me gustó desde sus inicios. En “Mean Girls” se veía que esta chica no es una rubita más, sino que tiene carácter, como prueba la ligera rudeza de sus rasgos.

Además, esa idea que arrojan como sin querer, me fascina. Esa reivindicación del género del “espectáculo” televisivo, de aquello que ameniza al televidente, que le hace reír. La gente no quiere sólo ver noticias como no quiere comer únicamente fibra.

Ese toque de reality no dice más que la realidad de la situación actual de las cadenas, esclavas de eso que a la gente le gusta tanto, de ese morbo, que no digo que no exploten, porque lo hacen, pero porque hay muchas personas que disfrutan con ello.

Otra vez la pescadilla que se muerde la cola? Puede ser.

En cualquier caso, si os apetece hacer un alto entre tanto dramón nominado y queréis algo ligerito de eso para compartir entre amigos, palomitas y demás: Morning Glory. Quizá no es de Oscar, pero eh, un buen rato y unas risas, nunca vienen nada mal.

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